Desde un bajón anímico, pasando por problemas del estado de ánimo más graves, la depresión es uno de los momentos que más daño hace a la persona que lo sufre y a sus familias. Las situaciones y el modo de ver y vivir la vida que tenemos pueden llevarnos a la tristeza, a la irritabilidad, a la apatía, a la angustia, a sentir malestar general, a no sentir placer y al abandono. Según cómo utilicemos el término “depresión” podemos referirnos a un síntoma, un síndrome o una enfermedad. Es importante diferenciar estos tres significados y ser cautos a la hora de asignar alguno de ellos a nuestro estado. Existen técnicas psicológicas cuyo objetivo es mediar en la forma en la que valoramos lo que nos ocurre para poder modificar y controlar aquellos aspectos que no nos dejan avanzar y disponer de habilidades de afrontamiento para superarnos.