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Problemas del estado de ánimo

Trastornos de ansiedad o problemas ansiógenos

Quienes padecen este trastorno se enfrentan a pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes que provocan inquietud, aprensión, temor o preocupación. Estos pensamientos pueden relacionarse con un gran número de temáticas desde la preocupación por contaminarse, por mantener todo en orden, o por no cometer errores hasta preocupaciones relacionadas con la sexualidad, la fidelidad hacia la pareja ,la inteligencia o la existencia humana.


Ante la ansiedad generada por estos pensamientos, las personas llevan a cabo conductas compulsivas, dirigidas a reducir esta sensación que acaban consolidando el problema.


Algunos ejemplos de este tipo de pensamientos y de los rituales asociados serían: “¿Y si realmente no amo a mi pareja?, debo decirle que le quiero cada vez que lo piense” “Si sigo pensando que mi marido puede tener un accidente y no rezo cada vez que lo pienso, tendrá un accidente” “Debo limpiar tres veces el plato antes de comer o puedo contraer alguna enfermedad”.

Las personas podemos tener una mayor o menor tendencia a preocuparnos, sin embargo cuando nuestras preocupaciones son excesivas, nos desbordan y sentimos que no tenemos control sobre ellas, puede que estemos ante un cuadro de ansiedad generalizada.


Cuando se tiene este problema la persona se siente invadida pensamientos relacionados con distintas temáticas(el bienestar de sus hijos/as, las relaciones interpersonales, el trabajo, el dinero, la salud etc.) nosiendo capaces de dejar de preocuparse. La persona puede sentirse flotar de un problema a otro sin espacio de descanso entre ellos, esto interfiere gravemente con su vida diaria provocando una sensación continuada de tensión.


La terapia cognitivo-conductual nos permite aprender a realizar una buena gestión de la preocupación de forma que no nos desborde y nos permita afrontar los problemas de manera más efectiva, lo cual es esencial para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren este trastorno.

Atravesar situaciones de carácter traumáticoo ser testigo de ellas, puede dar lugar a un estado posterior de miedo y desesperanza caracterizado por el recuerdo constante de lo ocurrido, pudiendo llegar incluso a experimentar su vivencia en forma de flashback o pesadillas recurrentes del trauma.


La angustia, la evitación de lugares relacionados con el trauma y la sensación de falta de ilusión por el propio futuro, son algunos de los síntomas que debes observar si has pasado por una situación traumática en el pasado.


Las técnicas terapéuticas en este caso van orientadas a procesar lo vivido y orientarse hacia el futuro desde una nueva perspectiva.

El miedo es una emoción útil, nos permite estar alerta y evitar los peligros de nuestro entorno. Pero cuando el miedo se vuelve excesivo e irracional, puede condicionar nuestra vida, impidiéndonos realizar con tranquilidad actividades cotidianas y limitando nuestros momentos de disfrute.


Alguien que padece una fobia siente un terror profundo y paralizador, tendiendo a evitar a toda costa aquello que teme. Se puede padecer fobia a casi cualquier cosa, las consecuencias de este miedo, se hacen evidentes para quién las padece (problemas a la hora de viajar cuando se tiene fobia a volar, pérdida de autonomía cuando el miedo es a conducir… etc.).


Un tipo de fobia especialmente limitante y problemática es la fobia social que consiste en el miedo persistente a una o más situaciones sociales por temor a que resulten embarazosas. Esto afecta a la calidad de las relaciones y el potencial de desarrollo personal (se evita acudir a clase, existen problemas para encontrar trabajo…).


La terapia puede ayudar a confrontar estos miedos mediante exposiciones guiadas con el objetivo de eliminar la sensación excesiva de terror, logrando así superar las limitaciones que provoca.

¿Has sentido alguna vez una sensación de miedo y nerviosismo extremo? ¿estuvo este episodio acompañado de palpitaciones, sensación de presión en el pecho, mareos y/o dificultad para respirar con normalidad? Si has vivido alguna vez un momento parecido sabrás que es muy desagradable, pudiendo llegar a pensar, quién padece un episodio grave, que está sufriendo un ataque al corazón o que se va a morir. Esto es lo que se conoce como un ataque de pánico.


Una vez se ha padecido un ataque de pánico, este puede llegar a repetirse de manera inesperada, dando lugar a lo que conocemos como trastorno de pánico. La persona puede llegar a interpretar que no está a salvo y tratar de restringir el número de situaciones donde es vulnerable con el fin de evitar verse desamparado en caso de sufrir uno de estos ataques, si esto ocurre, la persona puede llegar a desarrollar agorafobia: miedo a espacios como puentes, lugares concurridos o medios de transporte donde se siente especialmente expuesto.


La terapia cognitivo- conductual puede ayudar a superar este cuadro enfrentando situaciones problemáticas y educando en el manejo de estos episodios de angustia, con el fin de eliminarlos.

Sin llegar al rango de lo patológico, es posible padecer de sintomatología ansiosa: inquietud, problemas musculares, sensación de descontrol sobre preocupaciones cotidianas… que pueden dañar gravemente el bienestar de la persona que los enfrenta en el día a día.


Hoy por hoy vivimos en un mundo caracterizado por la urgencia y el exceso de responsabilidades, aprender a lidiar con el estrés diario previene de manera efectiva el desarrollo de problemáticas más serias y mejora la calidad de vida.


Cabría destacar también que resulta común que de manera puntual tengamos que hacer frente a alguna circunstancia en nuestras vidas que nos altere generando un repunte de sintomatología ansiosa, que si bien no responde a un rango de trastorno, puede generar gran malestar a quién lo vivencia. Ayudar a procesar lo ocurrido y recibir orientación sobre cómo buscar soluciones resulta efectivo en estos casos.